¿Sabéis esos días en los que todo se alinea a tu favor? Pues este fue uno de esos días, y aquí está la prueba.
Una mamá preciosa, que era una maravilla tenerla frente a la cámara. Ambos me dieron toda la confianza para hacer lo que quisiera y se prestaron a todas mis propuestas (aunque el agua estuviera demasiado fresca todavía). Un entorno inmejorable que no entendíamos muy bien porqué estaba casi vacío. Y una puesta de sol de las mejores que recuerdo (y tengo la suerte de ver muchísimas a lo largo del año).
Dimos un paseo por la playa, parándonos para hacer unas cuantas fotos aquí y allí. Hablamos de muchas cosas (los que me conocéis sabéis que soy muy parlanchina) y empezamos a planificar la sesión newborn para la que todavía faltaban unos meses.
Fue una tarde fantástica haciendo lo que más me gusta, y el resultado no me puede gustar más. Es una de mis sesiones de embarazo preferidas.
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