Cada vez más me decanto por utilizar fondos lisos, en tonos suaves, para las sesiones de recién nacido.
Centrar toda la atención en el bebé, en los rasgos que le caracterizan, en esos deditos largos y finos, me atrae mucho más que adornarlo con floripondios y accesorios.
Esa homogeneidad en las fotos también hace que los álbums queden mucho más bonitos, sin cambios de estilo muy acentuados y manteniendo una gama de colores que lo haga todo más armónico.
Sin embargo, esta naturalidad no significa que las fotos no estén trabajadas, al contrario. Si nos desprendemos de adornos y distracciones, conseguir un buen punto de vista que sea favorecedor y no deforme los rasgos del bebé se vuelve imprescindible. Saber colocar al recién nacido para que esté cómodo (y lo parezca) no es tarea fácil, pero el resultado merece la pena.
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